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Configuración y desarrollo de estructuras societarias (mapas societarios/acuerdos de socios/acuerdos de familia/fiscalidad)

A la hora de desarrollar un proyecto empresarial resulta de vital importancia conocer qué tipo de estructura societaria es la más adecuada a cada situación, en función de las circunstancias concurrentes: actividad, sectores económicos, características de los socios, fiscalidad aplicable, riesgos empresariales en juego, etc.

Pero las labores de planificación no terminan en la constitución de la sociedad, sino que una vez operativo el proyecto empresarial conviene saber dar respuesta a distintas situaciones empresariales sobrevenidas en las que puede ser adecuado un proceso de fusión o escisión entre empresas, una Agrupación de Interés Económico (AIE), o una Unión Temporal de Empresas (UTE), y aquellas situaciones en las que se requiera la creación de una Sociedad Patrimonial o un Grupo de Empresas.

Igualmente, otro nivel de planificación lo suponen los Pactos Parasociales, (también llamados acuerdos extraestatutarios o acuerdos de socios) que suponen acuerdos contractuales entre los socios de una sociedad cuyo objetivo radica es aspectos no recogidos en los Estatutos Sociales; su mayor utilidad es para el socio minoritario: (i) como acuerdo para regular las relaciones con el socio mayoritario (o con el resto de socios cuando ninguno detente la mayoría) (ii) como instrumento de protección de sus intereses sociales, (iii) como ayuda a la correcta convivencia entre socios, protegiendo el interés legítimo de la sociedad que pudiese verse perjudicado por conflictos entre aquellos.

Como especialidad de los pactos sociales anteriores, y para el ámbito de la empresa familiar podemos entender el Protocolo Familiar como mecanismo que, además de favorecer el cambio generacional, contribuye al equilibrio entre las cuestiones empresariales y familiares y delimitando los intereses de la familia y los de la sociedad, evitando injerencias de un lado o de otro, causa habitual de crisis en las Empresas Familiares y garantizando la continuidad generacional de las mismas.

También la internacionalización de la empresa exige desde, el punto de vista jurídico, la adecuación y optimización de sus estructuras y relaciones jurídicas con socios, asociados y otro tipo de colaboradores y/o socios locales

Por último, es conveniente tener en cuenta a la hora de una correcta planificación societaria el impacto de la actividad y su propia organización desde el punto de vista tributario, tanto en estructuras nacionales como internacionales, con el análisis de situaciones tales como (i) los grupos de sociedades, (ii) cesión de intangibles, (iii) las operaciones de reestructuración empresarial privilegiadas, (iv) establecimientos permanentes y sucursales, y (v) el funcionamiento de los Tratados de Doble Imposición, entre otras.

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